Debate minero debe llenarse de argumentos

Tomado de El Colombiano

La calidad del debate minero en Colombia se encuentra hoy amenazada por un dilema peligroso que combina la hiperpolitización desconfiada, la estigmatización fácil y la satanización deliberada de los conceptos técnicos.

Ser geólogo y emitir juicios sobre la extracción minera es ineludiblemente sinónimo de estar amangualado con las empresas extractivas. Ser político, actor, influenciador o un simple ciudadano de buenas intenciones, enarbolando la bandera del respeto medioambiental es valorado socialmente como positivo en términos absolutos. Y ni lo uno, ni lo otro, es cierto necesariamente.

Como ambientalista, Claudia Bahamón es buena actriz. Como actriz, Brigitte Baptiste es buena rectora. El activismo fanático prefiere, de un lado o del otro, las creencias ciegas no contrastadas y eso es especialmente peligroso en un mundo en el que las noticias falsas se propagan a velocidades y distancias insospechadas. El debate debe bajar su volumen mas no su intensidad. Debe dejar de ser gritería interesada y convertirse en sustancia argumentativa, debe ganar principalmente en capacidad de escucha. Hoy los contradictores y los sectores que apoyan la minería en Colombia, son dos grupos numerosos, representativos, vociferantes, que se gritan entre sí mientras los separa una pared gruesísima. No se oyen los unos a los otros y nadie modera ni canaliza dicha confrontación.

Por ello los gobiernos nacional, regional y local, así como la academia, deben asumir esa mediación. Porque de no ser así, su desenlace dejará abiertas unas insuperables brechas sociales. Si no nos escuchamos, esto seguirá siendo una pelea de fundamentalistas que no podría terminar de manera favorable.

El punto de partida para canalizar esas discusiones por el cauce que se requiere es ser capaz, de lado y lado, de oír los argumentos del otro sin prevenciones y sin discursos preconcebidos a partir de mentiras o del ocultamiento de intereses que motivan acciones en cada uno de los bandos. La minería requiere una conversación nacional pública, convocada por los entes gubernamentales, desprovista de la calculadora electoral y las proyecciones financieras de uno y otro lado. Una conversación amplia, participativa y respetuosa. No hay otro camino.

 

 

Tomado de: Vanguardia «Minería» Santiago Gómez (2 de octubre del 2020) Recuperado de: https://www.vanguardia.com/opinion/columnistas/santiago-gomez/mineria-BL2951726