El futuro del sector carbonífero

Tomado de Asociación geoinnova

En Colombia no cesan las malas noticias sobre la producción del carbón. En efecto, a las dificultades que ha tenido Cerrejón para ampliar su operación, por motivo del trámite de licencias ambientales, se agregó la solicitud reciente de Prodeco (Glencore) a la Agencia Nacional Minera (ANM), para suspender sus actividades carboníferas en las minas de carbón térmico de La Jagua y Calenturitas, que se encuentran en el departamento del Cesar.

Para el país esta situación representa una pérdida sustancial de ingresos externos, en la medida en que están en problemas los mayores productores de ese tipo de carbón, que en su mayoría (95%) se exporta. De hecho, Colombia es el cuarto país exportador en el mundo de carbón térmico. En 2019 fue el segundo producto en importancia (12 %) dentro de las exportaciones colombianas, a pesar de que en ese año el valor exportado cayó 25 %.

En lo que está sucediendo se mezclan factores coyunturales, como la reducción de la demanda de energía por la pandemia que lleva el precio de los combustibles fósiles a niveles mínimos, con temas más estructurales asociados a la resistencia de las comunidades locales frente a la explotación minera en general y a los cambios en las preferencias de los países que consumen carbón y que están cumpliendo con sus compromisos internacionales. Al fin y al cabo, el carbón es el responsable del 40 % de las emisiones de CO2 del sector energético y hay un movimiento global para sustituirlo por energías más limpias.

Sin embargo, aunque muchas veces se ha anunciado el fin del carbón, la verdad es que no ha llegado todavía. Una vez superada la coyuntura de la pandemia, la Agencia Mundial de Energía estima que la demanda permanecerá más o menos estable durante los próximos diez años. Si bien es cierto que el consumo retrocede rápidamente en Estados Unidos y en la Unión Europea, en beneficio de las centrales a gas y las energías renovables, al mismo tiempo, la demanda progresa en la India, Indonesia o Vietnam, países que tienen el potencial para crecer rápidamente una vez se supere la crisis sanitaria.

Colombia, con unas reservas estimadas de 16.569 millones toneladas de carbón, y probadas de 4.881 millones, tiene el potencial para continuar siendo uno de los principales exportadores de ese producto. Con la explotación de esos recursos puede mantener sus ingresos externos y las regalías que recibe por ello (88 % de las regalías mineras y 15 % de las minero-energéticas), que benefician particularmente a las regiones productoras.

La disyuntiva en este momento es cómo aprovechar esos recursos de los que dispone el país, que son fundamentales para el desarrollo, y al mismo tiempo contribuir a
una matriz energética global más limpia, teniendo en cuenta que la demanda de carbón no va a desaparecer en el mediano plazo. La propuesta de la ANM es generar un
carbón neutro de exportación a través de la compensación del gas de efecto invernadero (GEI). Esto permitiría dar un valor agregado al producto exportado y mejorar su competitividad, en el marco de la transición energética global acordada en París, al tiempo que facilita la transformación económica y ambiental de las regiones productoras y beneficiarias en el país.

De otro lado, el carbón metalúrgico, que representa el 7 % de la producción total y también se exporta, puede consumirse internamente. Es claro que el aprovechamiento de los recursos debe hacerse de forma responsable ambientalmente.

CONTRAPOSICIÓN

COLOMBIA CUENTA CON RESERVAS DE CARBÓN PARA MÁS DE 60 AÑOS

El carbón puede, y debe, contribuir al desarrollo económico del país y de las regiones productoras. Colombia cuenta con reservas de carbón para más de 60 años y es
posible que no pueda explotarlo debido a los cambios que experimenta la demanda mundial de los combustibles fósiles y a las restricciones internas a la ampliación de la
oferta exportable, por cuenta de las dificultades para obtener las licencias ambientales y el aval de las comunidades en las áreas de influencia de las grandes minas.

Las posibilidades de crecimiento del sector se dan en el mercado internacional, en Asia primordialmente, en una ventana de 10 a 15 años. Su aprovechamiento requiere
cambiar los destinos internacionales actuales y que se acuerden y remuevan los obstáculos a la producción interna y el desarrollo de instrumentos de compensación y
certificación ambiental que le permitan al carbón colombiano permanecer en el mercado estos años. Con ello, el carbón aportará divisas al país y regalías a los departamentos productores como La Guajira y el Cesar. Estas regiones deberían usar estos recursos con probidad y construir las capacidades productivas que aseguren la sustitución de estos ingresos en el corto plazo de una década.

 

 

Tomado de: El Colombiano «El futuro del carbón» El Colombiano (24 de Julio del 2020) Recuperado de: https://www.elcolombiano.com/opinion/editoriales/el-futuro-del-carbon-HH13363455