Mercurio: una amenaza creciente en Colombia

En las profundidades del río Amazonas, un enorme animal, de hasta dos metros de largo, realiza la más larga travesía migratoria hecha por un pez de agua dulce en el mundo. El bagre dorado, que recorre más de 11.600 kilómetros durante su ciclo de vida, ahora está acorralado no solo por la construcción de represas que le impiden hacer su maratónica migración, sino por la contaminación por mercurio a causa de la minería de oro artesanal y a pequeña escala, conocida como ‘mape’.

Además del bagre, los delfines y jaguares también son víctimas del mercurio, un elemento químico volátil que no se desintegra con el tiempo, lo cual significa que las emisiones que se liberan de este en el ambiente son irreversibles y difíciles de contener; entran a la cadena alimenticia.

Un reciente estudio, por ejemplo, investigó la concentración de mercurio en cuatro especies de delfines de río en las cuencas del Amazonas y el Orinoco y detectó el metal en todas las muestras obtenidas. Más del 26 por ciento de los animales analizados tenían niveles más altos que los límites aceptados para humanos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Algunas muestras exhibían concentraciones de hasta cinco veces más.

Los animales contaminados pueden experimentar daños en su sistema reproductivo, como también desórdenes neurológicos que afectan sus destrezas motrices y de coordinación. Eso se traduce en que pueden verse perjudicados en sus capacidades para cazar eficazmente o para aparearse, poniendo en peligro la salud de sus especies a largo plazo.

Con el objetivo de conocer más en detalle la crisis de mercurio en la Amazonia, la organización Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) lanzó el informe ‘Ríos sanos, gente sana’, un llamado a proteger una porción del planeta que es hogar de más de 34 millones de personas (de los cuales 3 millones pertenecen a pueblos indígenas) y que, además, es el bosque tropical más grande que existe sobre la faz de la Tierra.

La minería de oro y la minería en general constituyen un importante sector económico para muchos países amazónicos, especialmente Brasil, Colombia, Guyana, Perú y Surinam; sin embargo, en la mape, al ser una actividad informal en la que muchas veces los trabajadores no están documentados ni son regulados por las autoridades locales, los estándares de protección ambiental son mínimos.

“La mape es la mayor fuente de contaminación con mercurio generada por el hombre a nivel global, responsable del 37 % de todas las emisiones hacia la atmósfera y hacia fuentes locales de agua. En la Amazonia, este porcentaje es aún más elevado, se estima que en esta región la mape es responsable por un 71 % de todas las emisiones de mercurio, con un total que sobrepasa las 200 toneladas métricas cada año”, advierte WWF.

Durante el proceso de producción de oro de la mape se utiliza mercurio para amalgamar –es decir, aglutinar– las partículas de oro que se encuentran mezcladas con la tierra en los lechos fluviales. Cuando se lo hace eficientemente, el proceso requiere aproximadamente un kilo de mercurio por kilo de oro; pero los mineros mape frecuentemente utilizan procesos ineficientes que precisan de cantidades mucho mayores, a veces hasta 50 unidades de mercurio para producir una unidad de oro.

Según la investigación, los países amazónicos producen aproximadamente 400 toneladas métricas de oro al año, que ascienden a casi el 10 % de la demanda de oro global. En cifras, las exportaciones de oro corresponden a alrededor de 12.000 millones de dólares anuales y satisfacen el 10 por ciento de la demanda anual.

En la Amazonia la mape es responsable por un 71 por ciento de todas las emisiones de mercurio

“Como resultado de ello, a menudo trabajan ilegalmente en tierras privadas o protegidas. Estas operaciones a pequeña escala hacen uso limitado de herramientas mecánicas y mejores prácticas modernas, lo que conduce a una baja productividad, pobre calidad de la producción, escasos estándares de seguridad y cumplimiento mínimo de los estándares de protección ambiental”, afirma el estudio.

Esta amenaza se combina con el hecho de que las actividades de mape que se desarrollan en la Amazonia a menudo tienen lugar en áreas de particular importancia ambiental, como es el caso de bosques tropicales, cuerpos hídricos y reservas naturales protegidas.

“Sin medidas urgentes, la minería de oro artesanal y a pequeña escala contaminará el sistema de agua dulce de la Amazonia y constituirá una amenaza para la futura prosperidad de la región”, advierte el documento. Una amenaza adicional para una región ya acorralada por la deforestación.

Cinco puntos claves

  • Los gobiernos deben tratar el tema de una manera holística. Incentivar la transición hacia medios de vida alternos que sean ambientalmente más sostenibles. Trabajar con autoridades locales.
  • Los consumidores deben expresar su preferencia  por oro que esté libre de mercurio. Así se crea un incentivo en el mercado por la demanda de
    oro que haya sido extraído responsablemente.
  • Informar sobre los impactos que tiene la contaminación por mercurio en la Amazonia. No solo para los ecosistemas de la región, sino para los pueblos, especialmente los que dependen del sector minero como medio de vida.
  • Todos los gobiernos deberían suscribir, ratificar y hacer cumplir la Convención de Minamata con el fin de proteger la salud humana y
    el medioambiente de los “efectos adversos del mercurio”.
  • Robustecer los mecanismos nacionales que apoyen a los mineros en la adopción de prácticas limpias. La ausencia de asistencia financiera y técnica constituye una barrera clave que evita que los mineros adopten prácticas libres de mercurio.

Fuente: eltiempo.com