Los incentivos, sin embargo, no son solo económicos. En un país como la Argentina, en el que son frecuentes los cortes de luz (sobre todo en periodos de alto consumo, como es el verano), contar con generación de energía propia para sortear las interrupciones es una ventaja considerable. El propio Secretario de Energía de la Nación, Dario Martinez, reconoció en octubre pasado que este verano habría «muchos cortes de luz», por la mayor cantidad de gente que permanece en sus casas por la pandemia. Si se le suma la probable continuidad del profundo atraso tarifario (hoy la energía en el AMBA se paga a valores de marzo del 2019), con su consecuente falta de inversión y mantenimiento por parte de las empresas eléctricas, el panorama en materia de cortes de luz es poco prometedor, y los paneles son una solución atractiva.
Otra ventaja, agrega Ariel Mesch, realizador y consultor de proyectos de energías renovables y fundador de Mesch Energías Renovables, es la valorización de la casa. Sobre todo cuando la construcción es diseñada desde un principio para alojar la poca infraestructura necesaria. “Estoy hablando mucho con desarrolladores, sobre todo del corredor norte. Hacer casas preparadas para alojar renovables desde su construcción tiene un costo cero e incrementa el valor de la casa. Por ejemplo, si vos vas a poner paneles en una terraza o un techo, pasar ahora una cañería de dos pulgadas desde la terraza al tablero te cuesta nada, y hacerlo después puede ser un lío. Todavía no se tiene en cuenta pero es extremadamente fácil y ventajoso”.
El crecimiento del mercado en energía solar domestica, coinciden proveedores de paneles consultados por LA NACION, es aún más notorio en el Interior. “En una provincia como Córdoba, donde la energía es más cara, podés tener un repago en 6 años, o incluso 4”, dice Paul Howlin, Presidente de Sustentator, que es parte de YPF y una de las empresas líderes en el rubro. “Eso, sumado a la maduración de la red de ventas y al crecimiento de la conciencia sobre los beneficios de las renovables, que se aceleró con la pandemia, ayudan a explicar el crecimiento del mercado”. Además, agrega que “el on grid va tomando vuelo: los créditos fiscales que ofrece AFIP, las provincias que se van adhiriendo a la Ley de Energía Distribuida, las regulaciones que avanzan y mejoran”.
Por otra parte, el cepo y el exceso de pesos son otro factor que convierte la inversión en energía solar doméstica en un atractivo. “La gente pasa más tiempo en casa y fue invirtiendo el sobrante de pesos en paneles solares”, explica Christian Biercamp, CEO de Mobi Desarrollos Sustentables. “Al que tiene dólares y los convierte a pesos en el mercado del blue, le sale la mitad. Para el que está refaccionando la casa, vale la pena invertir”, agrega Mesch.
El costo de la compra e instalación de fotovoltaicos varía considerablemente según los paneles que se elijan, si el sistema es on grid u off grid y, sobre todo, según el nivel de consumo. En el caso del on grid, Mesch explica que “para casas de consumo bajo suelo instalar entre 3 y 6 paneles demanda una inversión de US$2500. A eso se le agrega el IVA. Los hogares de consumo medio necesitan como mínimo 6 paneles, y suele ser un monto de US$4000 más IVA. Si la casa es de consumo alto, pueden instalarse también 6 paneles o algo más grande, en el orden de los us$5500”. Cabe destacar, sin embargo, que todos los montos son a dólar oficial. Si se desea contar con baterías, para tener un backup en el caso de un corte de luz, se necesitan unos us$2500 adicionales. Biercamp, por su parte, estima los valores en pesos y calcula “entre $300.000 mas IVA y $450.000 mas IVA”, con instalación incluida. El sistema tiene una vida útil de aproximadamente 25 años, y el tiempo que se tarda en recuperar la inversión depende de lo que se ahorra en la factura de electricidad. ”En marzo del 2019 el periodo de repago para un hogar tipo en el AMBA era de 3 a 6 años, lo cual es muy bueno. Ahora, con las tarifas pisadas, obviamente es más largo. Pero eventualmente se tendrán que actualizar, lo cual acorta enormemente el periodo de recupero de la inversión”, continúa Mesch.
Otro de los usos domésticos de la energía solar que ha crecido exponencialmente en los hogares es la climatización de piscinas. El sistema es muy simple: se colocan colectores de agua en el techo, y la misma bomba de filtrado hace circular el agua, que se calienta con el sol y vuelve a la pileta. El sistema puede incrementar la temperatura del agua y sirve para extender la temporada de pileta, o para piletas a las que no les da el sol durante el día. Para una pileta de 8×4 metros, por ejemplo, Sarti estima el costo de instalar el sistema en $400.000. “Si la climatizás a gas, gastás casi $100.000 de gas al mes, para usarla 5 o 6 meses al año. Lo que significa que, con sistema de climatización solar, en dos temporadas ya repagás la inversión”.
La demanda de energía solar en casas particulares crece año a año. Esta tendencia es mundial y se aceleró por la pandemia, que generó concientización ambiental y afán de autosuficiencia energética, y por una situación económica que empuja a invertir en sistemas que, por un lado, preservan el valor de los pesos y, por el otro, aumentan el valor de la casa.
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