Desde que fue descubierto, el cobre ha sido uno de los metales más utilizados por la humanidad. Gracias a su maleabilidad y sus diferentes usos, el mundo pudo evolucionar.
En la edad media, gracias a su resistencia a la corrosión, resistencia y durabilidad fue usado para la creación de objetos funcionales y decorativos. Durante la Revolución Industrial, cuando se sentaron las bases de la era eléctrica, el cobre y sus aleaciones fueron fundamentales para la transmisión y conducción de la energía que dio movimiento a la máquina de vapor de Watt.
Actualmente, el cobre no ha perdido su importancia, por el contrario, después del hierro y el aluminio, el cobre es el tercer metal más utilizado en el planeta. Continúa siendo un actor clave para la continuidad y el crecimiento de diferentes industrias y es un jugador importante para que se cumpla El Plan Energético Nacional publicado por la UPME en el 2019, el cual responde al doble desafío que trazan los Objetivos de Desarrollo Sostenible: acceso a energía eléctrica para la equidad y el desarrollo del país, mitigando los efectos del Cambio Climático con la reducción de emisiones de Co2. Pero, además, porque en Colombia y en el mundo la cantidad de personas con acceso a energía está aumentando a la par con el crecimiento de la población y se necesita energía accesible y de buenas fuentes para cumplir ambos propósitos.
Palabras más, palabras menos, tanto el mundo, como Colombia, necesitan del cobre para dar pasos más grandes hacia la transformación energética.
El futuro del cobre en Colombia
En lunes 2 de marzo nuestro país tuvo el denominado” Colombia Day”, un seminario donde la Agencia Nacional de Minería (ANLA) mostró la potencialidad que tiene el país en materia de cobre y oro. Para demostrarlo, su agenda se basó en mostrar las nuevas bases de la política minera y el nuevo catastro minero del país, donde la responsabilidad e inclusión, la revolución minera 4.0, la igualdad a través de la minería moderna y la minería para el desarrollo de los territorios son argumentos suficientes para entender que Colombia es un país por explorar, y que tiene una oportunidad para producir los minerales que necesitan los nuevos sistemas de generación de energía que el mundo requiere para avanzar, cumplir con los acuerdos de París y mirar hacia un mundo más sostenible.
Según el Ministerio de Minas y Energía, Colombia tiene cerca de 600 títulos mineros para la exploración de cobre. Esta cartera, en cabeza de la ministra, María Fernanda Suárez, estima que para el 2050 el mundo requerirá el doble del cobre que demandó en los últimos 100 años, y Colombia, tiene la capacidad de convertirse en el tercer productor de cobre de América Latina.
¿Cuál es el panorama actual del cobre en el país? ¿qué se requiere para lograrlo?
Entre los muchos desafíos que tiene el país para llevar a cabo la Misión de Transformación Energética, modernizar el sector con nuevas tecnologías, nuevas herramientas como la automatización o el análisis del bigdata, movilidad eléctrica, entre otras, hay una es fundamental para fortalecer la confianza de los inversionistas si se desea contar con los minerales que requerirá el país para dar el giro: darle vía libre a los proyectos. Este es el gran desafío para la transformación. Sencillo, si no hay proyectos, no habrá producción de cobre, ni de oro, ni de ninguno de los minerales que el país está promocionando en el exterior.
El siglo XXI necesita de las nuevas tecnologías (Solar térmica, solar fotovoltáica, eólica) estas necesitan, entre otros, cobre para su crecimiento económico, social y medio ambiental.
En Colombia, según datos del Unidad de Planeación Minero Energética (UPME), son el proyecto San Matías, ubicado en el departamento de Córdoba y operado por la empresa Córdoba Minerals, Minera El Roble (Miner S.A.) ubicada en El Carmen de Atrato en el Chocó y la empresa Geo Cooper S.A. ubicado en la jurisdicción del municipio de El Peñón en Cundinamarca, las únicas empresas que están explorando y produciendo cobre en la actualidad de manera visible. Sin embargo, existen otros proyectos en fase exploratoria como San Matías, Murindó, Pantanos, Cobrasco, El Dovio, Cauca, Mocoa, Titiribí, La Mina, Quebradona y Soto Norte cuyos mineral o concentrados polímetálicos que contienen cobre, están a la espera de recibir una luz verde por parte de las autoridades colombianas.
¿Cuál es el mayor reto?
El potencial está al alcance del país. Pero para lograrlo, se necesita urgentemente mostrar la verdad de lo que sucede con los proyectos que permitirán el crecimiento y para lograrlo el sector minero y el país deben combatir las #fakenews, aquellas tergiversaciones que promovidas por sectores opositores de la industria y masificadas por algunos medios de comunicación, opinadores de Twitter y personas que hablan desde la pasión y no desde lo técnico; evitan que los proyectos mineros responsables evidencien sus cualidades. Por ejemplo, el proyecto Quebradona de AngloGold Ashanti, ubicado en Jérico – Antioquia, el cual se estima que pagará cerca de 250 mil millones de pesos al año en impuesto de renta; y generará más de 4 mil empleos directos e indirectos en sus diferentes fases, se enfrenta a una ambivalencia entre lo científico demostrable y lo emocionalmente creíble, pues aunque la empresa ha realizado cientos de reuniones donde socializó el proyecto, presentó un completo Estudio de Impacto Ambiental para la solicitud de la licencia ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) y ha desarrollado foros, conversaciones y visitas de campo con sus audiencias relevantes, una pequeña parte de la comunidad argumenta que no es un proyecto viable porque “atentaría contra las vocaciones del Suroeste desconociendo que las vocaciones no son exentas de cambio y evolución como le ha sucedido a La Guajira a través de la historia de sus bonanzas.
Lo anterior, se replica de manera calcada con algunos de los títulos mineros PINES (Proyectos de Interés Estratégico Nacional) definidos por el Ministerio de Minas y Energía. Lo cual, ha hecho que se dilaten y frenen, se fortalezca una percepción negativa de la minería en el país, y se pongan dentro una misma bolsa los culpables de los flagelos causados por la extracción ilícita de minerales (mal llamada Minería Ilegal). Así mismo, el sector minero ha cambiado las reglas del juego, lo que ha provocado demandas internacionales y malestar entre los inversionistas que analizan los proyectos, muchas veces, entre la incertidumbre y el potencial de futuro.
Los retos que el cobre debe superar son enormes. Pero el tema está sobre la mesa. Es una realidad que la minería es una joya para la economía colombiana. Que existe una tendencia creciente en la producción de Cobre en Colombia y que el mundo lo requiere, ¿estaremos dispuestos a dar el paso?
Tomado de: Revista Negocios e Industrias “Pelando el cobre, Los retos de Colombia en el sector minero” Juan David Sánchez. Recuperado de: https://issuu.com/revista_negocios_y_petroleo/docs/fin
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