¿Es válido hablar de vías 5G cuando los proyectos de cuarta generación aún se encuentran en su etapa inicial e incluso cuando algunas iniciativas de inversión no se han consolidado por completo? ¿Cuál debe ser la posición del nuevo Gobierno colombiano respecto a la inversión en carreteras, puertos, vías férreas y aeropuertos? ¿En qué zonas de nuestro territorio deben centrarse los esfuerzos para alcanzar indicadores positivos en términos de productividad y bienestar social a través del desarrollo en infraestructura?
Inicialmente, debemos considerar el aprendizaje durante el paso de cuatro generaciones de proyectos de carreteras que, desde inicios de la década de los 90 y hasta la actualidad, supera los 11.000 kilómetros. De esta manera, es importante resaltar el mejoramiento de las características técnicas de los trazados, el fortalecimiento institucional detrás del planteamiento, contratación y seguimiento de los proyectos, y así mismo los parámetros de selección estratégica de los corredores.
Así, siendo congruentes con este proceso, es importante para el nuevo Gobierno proyectar la inversión en infraestructura mediante principios de planeación, que integren el análisis de los escenarios futuros y direccionen la dinámica del transporte en Colombia entre otros hacia una logística intermodal. En este contexto y para comprender mejor el posible impacto de nuevos proyectos, es necesario tener en cuenta el concepto de cohesión territorial.
La cohesión territorial, se refiere al impacto de la aplicación de una política pública de inversión en infraestructura sobre variables que caracterizan una región como el PIB. Un territorio con alta cohesión territorial es sinónimo de desarrollo económico y de un escenario favorable de accesibilidad. Y de forma contraria, una región con baja cohesión territorial representa un obstáculo para el crecimiento de la economía.
Según investigaciones de la Escuela Colombiana de Ingeniería, con la puesta en marcha de las vías 4G se espera un impacto significativo en cohesión territorial en departamentos como: Valle del Cauca, Antioquia y Santander, con un aporte esperado al PIB nacional de aproximadamente 12% en promedio.
Sin embargo, existen departamentos como Meta, Boyacá, Huila y Bolívar con aportes esperados al PIB nacional de 4,5% en promedio, en los cuales el escenario no es tan favorable. En estos casos debe ser primordial la inversión en el caso de una quinta generación. Lo anterior, teniendo en cuenta su potencial en términos de cohesión territorial, accesibilidad, efectos de desbordamiento y costos de transporte de mercancías una vez se encuentren en operación los proyectos 4G, siendo el complemento a los logros obtenidos por la actual generación de concesiones viales.
En adición, la inversión en estos departamentos debe tener en cuenta que existen otros modos de transporte diferente al carretero que generarían un alto impacto en variables de orden económico, de desarrollo y de logística del transporte de mercancías o commodities entre centros de producción y consumo.
Finalmente, consideramos válido convocar la selección de futuros corredores 5G en un marco hipotético no necesariamente de carreteras, que considere elementos de análisis con un enfoque investigativo donde la sinergia entre universidades y Estado, en un marco de tiempo adecuado, tendría una alta probabilidad de conducir a una estructuración exitosa de un nuevo conjunto de proyectos de transporte en Colombia.
Para ello, nuestro papel como académicos e investigadores será afianzar el estudio de variables de planeación en la evaluación del impacto de la inversión en infraestructura y disponer este conocimiento en las instituciones del Estado y organismos hacedores de políticas públicas.
Fuente: larepublica.co
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