En la normalidad anterior, Colombia era el país de mayor crecimiento en Latinoamérica 3,3%; el aumento en el PIB significó un incremento de 80 puntos básicos frente 2018; las actividades de comercio, transporte, alojamiento y servicios de comida registraron un aumento de 4,9%, el gasto de consumo final de los hogares fue de 4,6% en 2018; la formación bruta de capital pasó de -3,2% en 2017 a 4,3% en 2019; el crecimiento de inversión extranjera directa (IED) fue superior al 25%; el índice de reducción de la pobreza monetaria paso de 50% en 2002 a 27% en 2018 y por el mejoramiento de la cobertura de salud, educación y servicios públicos el director del Hemisferio Occidental del FMI, calificó la economía colombiana como sana y fuerte, así mismo el secretario de la Ocde. En cuanto a la confianza del sector empresarial en el estudio 2020 del Centro Nacional de Consultoría arrojó que 69% de la opinión pública tiene una imagen positiva de las asociaciones empresariales y 65% de los ciudadanos tienen una imagen positiva de los empresarios del país.
Este es el país que ha construido con inteligencia y trabajo todos los colombianos que tienen negocios, los empleados que dan lo mejor de su conocimiento, los funcionarios públicos que de forma honesta aportan al país, los líderes que organizan y hacen realidad proyectos que mejoran la calidad de vida, de los colombianos en el extranjero que estudian y trabajan evidenciando lo mejor del país, de los periodistas objetivos que con responsabilidad y ética nos informan neutralmente de los aconteceres, de la academia que enseña, investiga y propone con objetividad científica y sin color político, la fuerza pública que sin descanso nos brindan protección ante las amenazas de los delincuentes nacionales y bandas transnacionales.
Inicia un nuevo capítulo donde el esfuerzo debe focalizarse en los sectores de gran impacto como son el minero energético, que está listo para arrancar con nuevos proyectos, y nunca ha parado como nos consta a todos los usuarios de gas, combustible y energía. El otro gran motor que es la generación de empleo masivo que está en la construcción e infraestructura, el sector empresarial y los sectores que le dieron la mano al país el año pasado que son el comercio, el transporte, el alojamiento, los servicios de comida, el turismo y obviamente el sector agropecuario; sectores todos que están en la “la nueva anormalidad” pues para empezar los bancos siguen con tasas de interés y servicios de la peor consideración, por lo que el gobierno debe actuar pues sin créditos y ayudas financieras será muy difícil retomar el camino; el segundo palo en la rueda son los políticos perdedores que lanza en ristre iniciaron ya las campañas atacando los proyectos pilotos de producción de petróleo y gas (se está importando combustibles y gas), los proyectos mineros que cumplen con la legislación y los estándares (siguen la extracción ilegal de minerales donde se quieren hacer proyectos), los proyectos de energías alternativas usando todos los artificios legales pero no legítimos referidos al ambientales, los campesinos no tienen acceso al crédito (se importan 30% de los alimentos) y el tercer obstáculo son las pretensiones laborales de nuevas condiciones y solicitudes desmedidas de sindicatos del sector minero energético. Necesitamos unidad en asegurar el empleo y los recursos para la inversión social, salud, educación, cuidado del agua, protección del ambiente, salarios públicos, pensiones, seguridad, soberanía del Estados y cumplimiento de los acuerdos.
De la mano gobierno, empresas, academia, sociedad civil, partidos políticos debemos retomar el camino del desarrollo para todos, la inclusión, el bienestar y la democracia pues ya nos hemos visto en el espejo de Venezuela y ya sufrimos en carne propia lo que es el encierro, el miedo, el desempleo y la pobreza.
Opinión: La República «La nueva anormalidad» Ramiro Santa (8 de Septiembre del 2020) Recuperado de: https://www.larepublica.co/analisis/ramiro-santa-513971/la-nueva-anormalidad-3056640
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