En nuestro país ha hecho carrera que la minería per se es negativa y hay que acabarla. La verdad es otra: la minería es fundamental para el desarrollo de cualquier nación. Los países que cuentan con recursos mineros, metálicos y no metálicos, son unos grandes afortunados gracias al enorme potencial que brinda la minería para desarrollar sus territorios. Así lo ha hecho Canadá, Chile, Suráfrica, Australia. Un un gran número de países lo han logrado y hoy sienten orgullo de ser grandes exponentes de la explotación responsable, la generación de empleo y de riqueza.
La minería es la base de la mayor parte de las industrias. Sin minería sería casi imposible la electrónica, la ganadería, los textiles, la química, la industria automotriz. Los mejores niveles de productividad del campo se deben a recursos mineros que provienen del subsuelo. La ganadería basa su productividad en buenas pasturas que son fertilizadas con elementos extraídos por la minería. En materia tecnológica un celular, por ejemplo, tiene entre sus componentes más de 30 minerales diferentes.
Colombia tiene la fortuna de tener grandes reservas de oro, níquel, plata, cobre, calizas, que deben tener la posibilidad de ser extraídas para generar desarrollo. Siempre he creído que la imagen que tienen muchos colombianos de la minería es la fotografía desafortunada de la explotación ilegal asociada a los grupos al margen de la ley. Minería esta, que utiliza mercurio, cianuro, depredadora, que no repone el suelo y ha desatado sanguinarias guerras y desplazamientos a las comunidades. Hay que decirlo también, esta minería no genera riqueza, ni bienestar a las comunidades, ni tampoco genera las añoradas regalías que son distribuidas por todo el país.
La ciencia y la tecnología dependen en su gran mayoría de los recursos de las regalías mineras. Qué sería entonces de la CTi sin la minería formal que hoy tiene nuestro país. A decir verdad, tener empresas formales mineras en las regiones apartadas de nuestro territorio es una gran oportunidad para que llegue el desarrollo y se elimine la pobreza. La minería formal es una gran generadora de empleo y de salarios bien pagos.
Hemos visto cómo algunas comunidades rechazan la minería, creería que a priori y porque la asocian –con justa causa- con violencia, muerte y daños ambientales. Pero la minería formal es, como hemos visto, otra cosa. Nada tiene que ver con los paisajes desérticos en Caucasia de los años 90 y, mucho menos, con las cientos de dragas informales que vemos en el Bagre y que tanto daño le hacen a nuestros ríos, ni con los desplazamientos y ríos de sangre que ha dejado la luchas por los territorios. La minería informal es responsable de la mala reputación de un negocio que bien manejado solo trae progreso y desarrollo.
Hoy Argos es catalogada como la empresa más sostenible en el mundo del cemento. Continental Gold será el proyecto más revolucionario del Occidente antioqueño con tecnología de punta y más de $1 billón de inversión. Anglogold tiene en San Roque un gran tesoro enterrado que puede potenciar el Nordeste antioqueño y en el Suroeste el depósito de cobre más importante de Colombia. Es hora de que el Estado ponga en cintura a los grupos armados e ilegales que se adueñaron de parte de este negocio, para que todos empecemos ver a la minería con otros ojos. Antioquia no puede darse el lujo de dejar enterradas sus riquezas. Eso sí, en armonía con la naturaleza.
Fuentes: elcolombiano.com
Juan Camilo Quintero
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