Dado que el precio del crudo se encuentra casi US$20 por encima de la proyección con la que el Gobierno hizo sus cuentas fiscales, el presupuesto de regalías de 2019-2020 se elevó en 60 %. Y no sería el único cambio que generaría este optimismo petrolero.
La economía colombiana podría volver a petrolizarse. Si bien el aporte de este sector (petróleo) dentro del Producto Interno Bruto es, desde hace varias décadas, crucial (de más del 7 % en 2017), en los últimos cuatro años se vivió un fenómeno de decepción en torno a esta industria: la crisis de los precios internacionales del petróleo, que llevó a la cotización de US$100 a menos de US$50 entre 2014 y 2017, provocó que prácticamente desapareciera la renta petrolera (que en 2013 superó los $23 billones de aportes a la nación). Pero los buenos tiempos habrían vuelto, pues el crudo Brent (el referente con el que vende Colombia) superó esta semana los US$84.
Pero aunque el crudo vuelva al precio antes de la crisis, el aporte del sector petrolero a las finanzas públicas no será el mismo: será mucho mayor. En los últimos cuatro años la industria de hidrocarburos se vio obligada a volverse más competitiva, para poder tener utilidades con precios debajo de los US$60. Y aunque todas las petroleras emprendieron esta tarea, la que fue más efectiva en esto fue precisamente la estatal Ecopetrol.
De hecho en 2017, cuando el Brent fluctuó entre US$55 y US$65, Ecopetrol registró utilidades de $6,6 billones, lo que muestra una clara recuperación de los años anteriores (en 2016 las utilidades fueron de $1,56 billones y no las repartió). Por lo que los mejores precios actuales, y sus proyecciones, aumentan el optimismo frente a las ganancias que puede generarle la petrolera estatal a sus inversionistas: a los minoritarios (11,5 % de participación) y al Gobierno colombiano (88,5 %).
Camilo Silva, director de la firma Valora Analitik, explica que “si las condiciones siguen como van podríamos ver que Ecopetrol cierre el año con utilidades del doble que las que registró en 2017, es decir más de $12 billones. Sería una situación muy positiva, no solo para sus inversionistas minoritarios, sino para el país por su impacto dentro del presupuesto de la nación. Por lo que en 2019 el Gobierno estaría recibiendo el doble de los dividendos que en 2018. Otros factores que vuelven prometedoras las proyecciones de la empresa es que el dólar se ha mantenido cerca a los $3.000 y que su producción es muy estable”.
Por ahora las estimaciones de firmas internacionales como JP Morgan son optimistas frente al petróleo, llegando incluso a sugerir que los precios podrían superar los US$90 e incluso llegar a los US$100 en 2019. Entre los principales factores que respaldarían este incremento en los precios están los problemas de producción que ha venido presentando Venezuela y las sanciones en contra de Irán por parte de Estados Unidos.
Si los precios se mantienen se trataría de un golpe de suerte para el Estado colombiano, pues el Marco Fiscal de Mediano Plazo (documento con el que el Gobierno hace sus cuentas) se hizo suponiendo que el precio se mantendría por debajo de los US$68 hasta el 2029, lo que implica que el precio actual está casi US$20 por encima de las estimaciones. Por lo que en este caso no les importaría equivocarse con la proyección, pues implicaría no solo mejores finanzas sino más crecimiento económico: suponiendo que el Brent promediara US$65 en 2018, las proyecciones indicaban que la economía colombiana crecería 2,7 % este año, y con crudo en US$65 en 2019, el PIB aumentaría 3,4 % el próximo año (ver tabla).
De hecho, el Gobierno ya está haciendo cambios debido a esta nueva coyuntura. Este lunes el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, anunció que el presupuesto de regalías para el bienio 2019-2020 pasó de $11,7 billones a $19,2 billones. Lo que representa un aumento de más del 60 % o de $7,5 billones. “El presupuesto que acabamos de radicar está lleno de buenas noticias, en virtud de los mejores precios que se han observado en el mercado internacional del petróleo”, explicó Carrasquilla.
Y de los $19,2 billones del presupuesto de regalías para el siguiente bienio, $13,4 billones corresponden a la producción del crudo, $1,7 billones son de producción de gas y $3,2 billones los aporta la minería (principalmente por la explotación de carbón y níquel).
Sin embargo, analistas como Eduardo Sarmiento, profesor de economía de la Escuela de Ingenieros, advierten que los mejores precios pueden hacer que Colombia repita un viejo error: la enfermedad holandesa. “La industria y la agricultura suelen sufrir cuando la industria petrolera se beneficia de precios tan altos de crudo”. Además, indica que no es buena idea hacer cuentas tan alegres, ya que no hay garantía de que se mantengan los factores de mercado que tienen el crudo en estos precios.
Asimismo, los mejores precios haría más fuerte la pelea en torno al fracking. Pues, aunque esta técnica es altamente costosa, sería rentable siempre y cuando la cotización del crudo se mantenga por encima de los US$70 (aunque los productores más eficientes pueden sobrevivir con precios de incluso US$55), lo que aumentaría la presión del Gobierno para sortear el debate ambiental y económico que esta práctica implica.
De esta manera, las apuestas están en que el crudo volverá a precios similares a los de antes de la crisis de 2014 y que volverá a tener un rol importante en las finanzas públicas. Claramente son recursos bien recibidos en este momento, pues según la Contraloría los acuerdos de paz con las Farc están desfinanciados en más de $76 billones, y hay otras necesidades como el de las universidades públicas que reclaman más presupuesto (la Universidad Nacional pide $15 billones). Sin embargo, también implica retos, tanto regulatorios (el caso de fracking), como de planeación para impedir que se descuide la agricultura y la industria. Pero por lo pronto el petróleo vuelve a seducir a la economía colombiana.
Fuente: elespectador.com
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