El primer aspecto en materia de desarrollo es la transición que tenemos que dar en la matriz energética. El mundo está cambiando, hay nuevas tecnologías, y hay formas de conseguir energía más limpia, así que este es el camino que Colombia debe seguir durante los próximos 10 años. El cuidado del medio ambiente y el cambio climático es un compromiso moral y la prioridad de la nación debe ser tomar acciones que favorezcan las energías renovables. Sin embargo hay temas adicionales, como adelantar proyectos cerca de la los lugares de alta demanda (petróleo y gas).
Colombia es ejemplo en generación de energía eléctrica limpia, pues es referente en el uso eficiente de la energía potencial (hidroeléctricas). Sin embargo, también es importante seguir avanzando en energía solar y eólica, continuar desarrollando la hidráulica y, al mismo tiempo, es muy importante que haya espacio para que el resto de energías renovables coexistan con las convencionales. Hay un problema adicional con las energías renovables y es que la regulación está muy desactualizada, pues la Ley 142 de 1994, por la cual se establece el régimen de los servicios públicos domiciliarios, nunca previó unas energías alternativas debido a imposibilidades de esa época.
Con respecto a la energía eléctrica, Hidroituango y Electricaribe son los dos grandes problemas a los que el Ministerio de Minas y Energía debe darle prioridad, puesto que estos eventos al final repercuten directamente en la calidad de vida de las personas.
Un aspecto fundamental en tema minero energético para el desarrollo de Colombia, es el fracking. En la campaña presidencial fue uno de los temas principales en la agenda de las campañas. Algunos hábilmente lo han tomado como bandera para sus propuestas y así convencer a sus votantes incautos, quienes de una u otra manera caen en el error de criminalizar toda actividad minero-energética, cuando está demostrado que se puede hacer fracking de manera responsable y segura.
El último en aprovecharse de eso fue el gobernador de Boyacá del Partido Verde Carlos Andrés Amaya, quien dijo la semana pasada “hacer fracking responsable es como decir que a una mujer se la puede violar responsablemente o que le van a dar garantías para ser violada”. Sin embargo es difícil tomar con seriedad las afirmaciones de alguien incompetente en matemáticas, geografía y biología básicas según lo demostró en una entrevista en 2015.
Se debe realizar un debate inteligente, con registros académicos serios, en donde la coordinación con el ministerio de Ambiente será fundamental. Este no es un tema de calado menor, pues nuestras reservas de gas podrían pasar de 11 a 30 años, lo que aseguraría autosuficiencia en gas y permitiría tener una matriz energética mucho más limpia. En cuanto a petróleo, el fracking permitiría aumentar de la producción, de 1.6 millones de barriles diarios a tener reservas de cerca de 10.000 millones; es decir pasar un aumento en las reservas de 7 años a 15 años. El solo hecho de Colombia ser un país auto suficiente en petróleo y gas y tener excedentes para exportar, sería un aspecto trascendental para la economía en los próximos años.
Es importante analizar el tema del fracking, porque a estas alturas, encontrar un caso como el de Cusiana o simplemente enfocarnos en energías renovables, cuyo desarrollo pleno puede tardar más de una década, traería muchos problemas para Colombia. Confío en la capacidad de la Ministra de Minas y Energía para que tome las mejores decisiones que sin duda repercutirán en el desarrollo económico de Colombia.
Fuente: kienyke.com
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