Las propuestas de Andrés Manuel López Obrador incluyen una inyección de capital de 4.000 millones de dólares en la petrolera estatal Pemex para que aumente las actividades de exploración, una nueva refinería para reducir la dependencia de las importaciones de petróleo estadounidense y un aumento de la producción de crudo en 600 millones de barriles al día en dos años.
Pero los analistas advierten que esta política energética de carácter nacional corre el riesgo de colocar en una posición insostenible a la petrolera más endeudada del mundo. En concreto, apuntan a los planes para construir una refinería de 160.000 millones de pesos (unos 7.360 millones de euros) en su estado natal de Tabasco en los tres próximos años -una inversión equivalente al tamaño de las pérdidas de Pemex en el segundo trimestre-.
López Obrador no ha explicado cómo financiaría sus propuestas, pero ha nombrado a Octavio Romero Oropeza, un viejo confidente e ingeniero agrónomo de Tabasco, para que asuma las riendas de Pemex. «Calculamos una inversión total para rescatar el sector de 175.000 millones de pesos el año que viene», explicó el presidente electo, que asumirá el cargo el 1 de diciembre.
La inyección de liquidez se produce en un momento en que Pemex ha visto desplomarse la producción de un pico de 3,4 millones de barriles al día en 2004 a 1,8 millones en el segundo trimestre de este año.
López Obrador achacó el hundimiento de la producción a que «el sector de la energía y la industria del petróleo estaban abandonados», y ha prometido incrementar la producción a 2,5 millones de b/d en dos años. Aún tiene que aclarar si pretende continuar con las licitaciones por las que se han concedido más de 100 contratos a 73 compañías desde 2015 bajo una reforma histórica diseñada para aumentar la producción de petróleo de México desde un mínimo de cuatro décadas. La nueva administración quiere paralizar al menos de forma temporal las licitaciones de petróleo.
«Cuatro mil millones de dólares es una cantidad considerable, no hay duda. Pero es importante ponerlo en perspectiva… Una sola ronda de licitaciones puede inyectar más inversión», señaló Pablo Zárate del think-tank Pulso Energético.
López Obrador ha prometido alcanzar la autosuficiencia energética invirtiendo 49.000 millones de pesos en la renovación de seis refinerías de Pemex que generan pérdidas, donde la producción se ha reducido a la mitad desde mayo de 2013, y en la costrucción de otras dos nuevas para dejar de depender de las importaciones de gasolina estadounidense, que han aumentado un 33% en los dos últimos años.
Pero los inversores están alarmados ante la posibilidad de que se disparen los costes. El precio de la primera refinería nueva, que se construirá en Dos Bocas, se ha incrementado ya con respecto a los 6.000 millones de dólares que había indicado anteriormente el equipo de López Obrador. «No conozco ninguna refinería que se haya ajustado jamás al presupuesto», apuntó un inversor de un gran fondo que sigue de cerca la evolución de Pemex.
Pemex, un monopolio durante ocho décadas, ha dedicado los dos últimos años a poner en orden sus finanzas, y hacer fuertes inversiones en nuevas refinerías, que podrían plantear un serio riesgo, según los analistas.
«Pemex no posee en la actualidad la liquidez o el flujo de caja para asumir la construcción de nuevas refinerías, y si la compañía decidiese financiar esa inversión con deuda, o desviar capital de la exploración y la producción al refino, sus indicadores crediticios se debilitarían», advirtió Moody’s Investors Service.
Aumentar la capacidad de refino podría permitir a Pemex reducir a la mitad el valor de lucrativas exportaciones de petróleo, añadió. Pero López Obrador ha dicho que su Gobierno mantendría su promesa de parar las importaciones de gasolina en tres años y que rebajaría los precios del combustible.
Pemex tiene una deuda neta de unos 106.000 millones de dólares y se prevé que comunique beneficios antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización de unos 25.000 millones de dólares este año. Teniendo en cuenta que el Estado ingresa alrededor del 70% de los beneficios en impuestos, Pemex podría incrementar su deuda para pagar las refinerías -pero ya tiene elevados vencimientos en 2019 y 2020-.
El equipo de López Obrador ha indicado que quiere parar las licitaciones de petróleo mientras revisa los contratos dados hasta la fecha y decide si continúa con las subastas, y con qué periodicidad.
De hecho, el Gobierno ha retrasado dos licitaciones inminentes, que incluyen proyectos conjuntos con Pemex, hasta el próximo febrero.
Adrián Lajous, un ex consejero delegado de Pemex, ha pedido una moratoria hasta 2020 para las subastas de petróleo, pero señaló que los proyectos mixtos con Pemex deberían reanudarse el año que viene.
Aunque se congelen las licitaciones petroleras, los analistas instan a la nueva administración a que permita a Pemex seguir cerrando proyectos colectivos. «Los acuerdos serán necesarios para aumentar la producción -las empresas internacionales aportan capital y experiencia técnica»-, explicó Ruaraidh Montgomery de Wood Mackenzie.
Por encima de todo «Pemex debería empezar a asociarse con compañías que se especialicen en el petróleo recuperable, dada la madurez de su cartera», de forma que le permita extraer más crudo de los yacimientos existentes, sugirió Pablo Medina de Welligence Energy Analytics.
Una reforma radical en Pemex podría ser la de seguir el «modelo de China», según Juan Carlos Zepeda, presidente del regulador petrolero de México -mantener la matriz en manos del Estado-, escindiendo algunos activos en una filial parcialmente cotizada, como ha hecho China National Petroleum Corp.
Fuente: expansion.com
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