Un mensaje de whatsapp me volvió a hacer pensar en una cuestión que, desde que llegué a Mendoza, me parece curiosa. Soy un convencido de los beneficios que puede tener la actividad minera bien desarrollada para la provincia, pero -considerando el potencial y los cuestionamientos- también me llama la atención que una industria que debería caracterizarse por su alto nivel técnico, permite que los «referentes mediáticos» estén alejados de ese perfil o no tengan la experiencia necesaria en la actividad.
El mensaje que recibí era de Carlos Ferrer, el abogado que está al frente de la Cámara de Servicios Mineros de Mendoza, invitando a una conferencia de prensa para este miércoles durante la mañana para hablar de una causa judicial que tiene contra algunos representantes de la minera brasileña Vale, propietaria del yacimiento Potasio Río Colorado en Malargüe.
Más allá de esa situación que busca dar a conocer y que tiene que ver más con una cuestión particular de los negocios que tiene su cámara con la empresa, me sorprende cómo una persona que nunca trabajó directamente en una faena minera y que tiene un rol de gestor de negocios, sea considerado – a la hora de entrevistas o hablar del posible desarrollo de la actividad- el «referente» de la industria en Mendoza. Hoy es la voz del sector por encima de técnicos expertos, geólogos u otros actores fundamentales de los procesos que son parte de la minería.
Pensando en el alto nivel técnico -junto a otros aspectos- que debería tener el tratamiento de la minería en la provincia, me pregunto dónde se generó esta falencia. Si se pretende desarrollar la actividad es absolutamente necesario que los referentes sean expertos de procesos que los mendocinos conocen sólo de oído o por lo que les contaron.
La falta de ese referente real y conocedor, refleja lo mal que se ha manejado el tema a nivel local y cómo el mismo sector abandonó una cuestión fundamental para desarrollarse y que (en medio de la polémica que se generó desde el nacimiento de la Ley 7.722) era instalar el debate en torno a aspectos técnicos, con información dura y concreta, no dando pie a fundamentalismo y alarmismo como los que se quisieron instalar para frenar el desarrollo de la fractura hidráulica y que no tuvieron el éxito que sí tuvieron con la minería.
También contribuyó la ausencia y deterioro de la Secretaría de Minería, organismo casi inexistente que está casi desmantelado y que nadie sabe muy bien qué rol está cumpliendo en la actualidad. Preocupante, si se considera que debería ser la referencia lógica para consultar cuando se trata de la actividad minera, tanto la metalífera como las de segunda y tercera categoría.
Fuente: mdzol.com
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