Después de haber sorteado con éxito los problemas que se presentaron en el mes de mayo en el Proyecto Hidroeléctrico de Ituango, es conveniente hacer un análisis de la situación del sistema de generación de Colombia. Ante todo, se debe señalar el manejo acertado de las Empresas Públicas de Medellín (EPM), con la colaboración efectiva del Minambiente, Minminas, Ideam, UNGRD y otras entidades, que ha disminuido sensiblemente el riesgo y evitado la ocurrencia de fatalidades.Es evidente que volver a la normalidad requiere el recorrido de un largo camino, pues la capacidad de Ituango corresponde al 17 por ciento de la potencia instalada de Colombia. Se estima que las labores correctivas podrían comprender tres etapas: inmediata, de corto plazo y de mediano plazo.
La inmediata, que debe ser adelantada por EPM, incluye el cierre de los túneles de carga, posible porque se ha llegado a una cota de la presa, la 415, que permite la evacuación segura de las aguas a través del vertedero, ya terminado. Con esta operación se podrá hacer un levantamiento de los daños causados por el flujo de aguas a través de la casa de máquinas, y determinar los trabajos requeridos para su reparación. Asimismo, se deberán realizar los trabajos necesarios en las obras de desviación, donde se originaron los problemas. Con estos elementos se deberá revisar el programa de construcción, para determinar las fechas de entrada en operación de las ocho unidades de generación y su comparación con las fechas originalmente previstas.
Es muy importante tener en cuenta el gran potencial hidroeléctrico que posee el país y viene siendo identificado, sobre todo, a partir de la década de los 60.
La etapa de corto plazo, en la cual se requiere la activa participación del Gobierno Nacional, incluye la selección del proyecto o proyectos de generación requeridos para compensar los atrasos que se presentarán en Ituango y evitar muy perjudiciales racionamientos. Estos proyectos seguramente serán centrales térmicas de gas o carbón, pues son los que tendrían períodos de construcción equivalentes a los atrasos que se presentarán en Ituango. No se anticipan, en esta etapa, proyectos de energía solar o eólica, pues, aunque sus costos han venido descendiendo, todavía son mayores que los de los otros proyectos térmicos.
La etapa de mediano plazo, también con el liderazgo del Gobierno Nacional, comprende la revisión del plan de desarrollo del sector de energía eléctrica para determinar los proyectos de generación requeridos en el futuro. El sector ha tenido en los últimos años una distribución del orden del 70 por ciento de proyectos hidroeléctricos y del 30 por ciento de proyectos térmicos, que ha demostrado ser adecuada. Sin embargo, es conveniente revisarla para tener en cuenta los nuevos desarrollos tecnológicos en energía solar y eólica, la evolución de sus costos y consideraciones ambientales. Es muy importante tener en cuenta el gran potencial hidroeléctrico que posee el país y viene siendo identificado, sobre todo, a partir de la década de los 60. Es evidente que los proyectos seleccionados deben ser ambientalmente adecuados; por fortuna, el abanico de proyectos, suficientemente amplio, debe permitir cumplir con estos requerimientos.
En lo referente al proyecto Ituango, el buen manejo dado a las comunidades afectadas debe continuar para minimizar los efectos negativos de los hechos ocurridos. Además, se debe hacer un análisis integral de los problemas presentados para evitar que se repitan en el futuro y cumplir con los requerimientos de una reciente resolución de la Asociación Nacional de Licencias Ambientales.
Fuente: eltiempo.com
Carlos Angulo Galvis
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