Conversaciones mundiales: múltiples miradas sobre la minería

Contrario a los que nos hacen creer en el llamado escenario de la “posverdad”, lo que se dialoga en Colombia sobre minería no es lo misma preocupación de todos los grupos sociales en el mundo.

En Asia, por ejemplo, la mayor parte de las conversaciones han estado versando sobre aspectos económicos, proyectando estudios sobre cómo fortalecer y atraer la inversión extranjera directa, como lo que pasa en Vietnam e Indonesia, que contratan al Oxford Bussiness Group, para tal cometido. El diálogo no es prohibir la minería, sino qué hacer en términos de legislación tributaria.

En Australia, por otro lado, la mayor parte de las conversaciones son sobre cómo mejorar cada vez las condiciones de salud y seguridad de los trabajadores, por lo que este año lo han denominado el “año de la salud mental”, para que los mineros tengan un proyecto de vida construido alrededor de la actividad y siempre los dignifique a ellos y a sus familias.

En el ámbito europeo, la conversación gira sobre el comportamiento económico de las industrias mineras, entendido esto porque muchas de las empresas mineras más grandes cotizan en bolsa de países de esos continentes.

Estos ejemplos demuestran que la conversación mundial no gira en la realización o no de la actividad, por el contrario, son para hacer la minería de la mejor manera posible, aportando al desarrollo de la sociedad de cada uno de los países en donde se realiza.

Pero ¿qué importancia tiene esto para el contexto colombiano? Que debemos ampliar nuestro foco de conversaciones alrededor de la minería. Así, por ejemplo, hay discusiones y preocupaciones sobre el calentamiento global, pero las personas no están diciendo que la minería es la culpable del fenómeno. Es algo mucho más complejo en donde se analiza la responsabilidad que tiene cada uno ante el fenómeno.

En este sentido, debemos acabar con la tentación de señalar a un solo aspecto como el causante de la realidad colombiana. No debemos olvidar que antes del proceso de paz, se decía que cuando se acabara, este país sería un paraíso. Ya se desmovilizaron y entregaron las armas y, nos hemos dado cuenta de que no estamos en el paraíso, ni el cielo está tan cerca.

Ojalá no nos pase con la minería algo similar. Tomar conciencia de que sí era importante y que, como en Cien años de Soledad, nos hemos negado una segunda oportunidad sobre la tierra.

Fuente: vanguardia.com