El sector minero genera ya más de 40.000 empleos en Andalucía y los expertos aseguran que los recursos existentes triplican lo previsto hace sólo unos años, por lo que hay actividad asegurada, al menos, para las próximas dos décadas. La investigación será la clave del futuro. Lea aquí más noticias de la Revista gratuita de Andalucía.
En la actual crisis económica y en una región como Andalucía, hablar de un sector que no para de crecer, de atraer inversiones de las principales compañías del mundo y de crear empleo parece un verdadero milagro. Sin embargo, eso es exactamente lo que ocurre en estos momentos en la región con la minería, un sector que ya fue origen de la mezcla de cultura y civilizaciones que acudieron a Andalucía desde hace siglos, y que vuelven a renacer para convertirse en motor de desarrollo económico y social de muchas comarcas.
El reciente Salón de la Minería Metálica (Metallic Mining Hall, MMH) celebrado en Sevilla ha servido para constatar el gran momento que vive este sector y, especialmente, las buenas expectativas para el futuro. No es que se haya desatado la euforia pero casi. El propio presidente del salón y de la Asociación de Empresas Investigadoras, Extractoras, Transformadoras Minero-Metalúrgicas (Aminer), Francisco Moreno, no dudó en asegurar que el sector tiene «un importante margen de crecimiento» y anunció que las investigaciones están demostrando hasta la fecha que los recursos existentes son el triple de lo que se calculaba hace solo unos años.
Moreno hizo estas declaraciones ante la propia presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, una de las firmes impulsoras del desarrollo del sector en los últimos años. No en vano, en 2012 el Gobierno andaluz decidió sacar a concurso más de 1.000 derechos mineros. En concreto, en estos cinco años ha concedido más de 1.140 derechos mineros que ocupan una superficie de 730.000 hectáreas, gestionadas por empresas líderes, como Mubala-Trafigura, First Quantum, Grupo México o Kimberly Diamonds. Igualmente, la comunidad dispone de una potente industria auxiliar formada por unas 100 pymes con un alto nivel de especialización y experiencia.
El año pasado se procesaron en la región -que ahora cuenta con cinco minas activas- 15 millones de toneladas de minerales, y se facturaron 1.200 millones de euros. El sector de la minería metálica sostiene en la región 5.000 empleos directos, más 2.000 subcontratados y 15.000 indirectos.
La minería metálica es la más importante de las cuatro ramas del sector en Andalucía y que incluye también áridos, rocas ornamentales y, rocas y minerales industriales. En total, todo el sector minero genera 7.700 empleos directos y unos 40.000 indirectos, según datos de la propia Junta, que recuerda que en total existen más de 580 explotaciones mineras activas. Un buen ejemplo de la importancia de estas otras ramas se encuentra en Almería, donde una empresa local, Cosentino, empezó con la explotación del mármol de Macael y, gracias a la innovación permanente y su internacionalización, se ha convertido en una firma reconocida mundialmente por sus productos, como el Silestone. En el caso de la minería metálica, la innovación va a ser también la clave para su aprovechamiento en el futuro y también para cambiar la mala percepción que importantes sectores de la población siguen teniendo como una industria agresiva con el medioambiente y peligrosa para los ciudadanos.
La rotura de la balsa de la mina de Aznalcóllar en 1998 y el desastre ecológico producido en el río Guadiamar y en Doñana aún sigue en la memoria de muchos andaluces casi veinte años después. Quizá por eso, una de las obsesiones del sector, como se ha demostrado en el MMH 2017, es hablar de la nueva minería del siglo XXI, con un claro componente innovador e investigador, muy alejado de la minería de la revolución industrial del siglo XIX que sirvió para esquilmar y posteriormente abandonar a su suerte a comarcas andaluzas de Jaén, Granada, Córdoba o Huelva sin que se hubiera creado una economía local a su cobijo.
La Comunidad Autónoma andaluza cuenta actualmente con cinco yacimientos mineros en activo: la mina de Cobre Las Cruces, en Sevilla, y las minas de Aguas Teñidas, Sotiel, Magdalena y Proyecto Riotinto, en Huelva. Junto a ellas existen otros proyectos en avanzado estado, como las Minas de Alquife, en Granada, o la de Aznalcóllar, en Sevilla, entre otras.
En total, la inversión en el sector minero en la última década alcanza ya los 3.000 millones de euros, cifra que no ha tocado techo y que seguirá creciendo conforme se vayan desarrollando los nuevos proyectos previstos.
La mina más grande y completa en estos momentos es Cobre Las Cruces (CLC), situada a menos de 20 kilómetros de Sevilla capital. La planta hidrometalúrgica de CLC es una de las más innovadoras y avanzadas del mundo en el tratamiento del cobre. El complejo además tiene la ventaja de contar con la planta de tratamiento en la misma localización que la mina. El producto final es un cobre tipificado como Grado A por la Bolsa de Metales de Londres, con un 99,999% de pureza. Esto lo sitúa como uno de los cobres más puros que se producen actualmente en el mundo. Su producción media se sitúa ya en las 6.000 toneladas al mes, unos 72.000 toneladas al año.
La inversión total prevista por Cobre Las Cruces asciende a unos 1.000 millones de euros, lo que supone la mayor inversión de capital internacional realizado en un proyecto industrial en la provincia de Sevilla. La vida prevista de la mina expira en 2025.
Sin embargo, la multinacional First Quantum, propietaria de la mina desde 2013, decidirá próximamente si pone en marcha un proyecto revolucionario que permitiría alargar la vida de la mina entre 10 y 15 años. Y es que, los estudios han demostrado que al margen del cobre existen otros minerales a mayor profundidad: unos 27 millones de toneladas de sulfuros primarios polimetálicos que contienen principalmente cobre, zinc, plata y plomo.
Actualmente se están realizando estudios sobre la viabilidad técnica y económica de su aprovechamiento. Para ello, la empresa ha invertido ya cinco millones de euros en una planta piloto para la aplicación de nuevas tecnologías de elaboración de productos finales metálicos a partir del mineral. Los resultados han sido hasta la fecha favorables, si bien la empresa debería aprobar ahora un desembolso cercano a los 400 millones de euros para su puesta en marcha definitiva. Cobre Las Cruces proporciona ahora empleo directo a más de 800 personas, entre la plantilla propia (250 empleados) y las contratas que diariamente prestan servicio en las instalaciones de la empresa. El empleo indirecto e inducido está estimado en otras 1.500 personas.
En Huelva, el mayor complejo existente en estos momentos es el la Mina Aguas Teñidas, perteneciente a la empresa española Matsa, participada por Mubadala Investment Company, y por Trafigura Group. Esta planta situada en Almonaster la Real tiene en la actualidad una capacidad para procesar hasta 4,6 millones de toneladas al año tras una ampliación en la que ha invertido 300 millones de euros.
La Mina Aguas Teñidas, que reinició su actividad comercial en el año 2009 también tiene vida asegurada para más de dos décadas, después de que en el año 2013 fuera descubierta la Mina Magdalena. A tan sólo 7 kilómetros de las actuales instalaciones de Matsa, la explotación de Mina Magdalena garantizará el suministro de mineral a la nueva planta de tratamiento prolongando la vida del proyecto más allá de 20 años.
La tercera pata de esta empresa se encuentra a unos 38 kilómetros, en Calañas, donde se sitúa la Mina Sotiel, que es un yacimiento de sulfuros masivos polimetálicos (cobre, zinc, plomo, plata y oro) que entró en funcionamiento en 2015 tras una inversión de 45 millones. La empresa cuenta con 700 empleados, de los que el 90% tiene contrato indefinido, según subraya la dirección.
La quinta mina en marcha actualmente es el Proyecto Riotinto, que supone la explotación de una mina legendaria que data del imperio romano. Riotinto es hoy una mina de cobre a cielo abierto trabajando a pleno rendimiento, propiedad de la compañía Atalaya Mining. Intensos estudios han servido para desarrollar un proyecto minero sólido y a largo plazo para poner en valor los 153 millones de toneladas de reservas de mineral de cobre que se estiman. El proyecto de explotación comercial, que comenzó en 2016 contempla 16 años de operación minera a cielo abierto para el aprovechamiento de los sulfuros primarios presentes en el yacimiento. La inversión estimada supera los 200 millones de euros, incluyendo importantes mejoras ambientales y la creación de más de 400 empleos directos e indirectos.
Fuente: eleconomista.es
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