Barranquilla reunió al sector minero en la Cumbre Colombiana del Carbón 2025: diálogo, resultados y nuevos retos

Barranquilla volvió a ser punto de encuentro de las grandes conversaciones sobre energía y desarrollo. Durante el 23 y 24 de octubre, la ciudad acogió la Cumbre Colombiana del Carbón 2025, organizada por Fenalcarbón, un espacio que reunió a representantes del Gobierno, empresas, gremios, academia y autoridades regionales para revisar el momento que vive la industria carbonífera y las oportunidades que se abren en medio de un panorama económico cambiante.

El evento dejó ver que el carbón, lejos de ser un tema del pasado, sigue siendo un motor de empleo, regalías y desarrollo local, con un peso determinante en las finanzas públicas del país. Solo en el primer semestre del año, la actividad minera aportó 13,6 billones de pesos al PIB nacional y generó más de 650.000 puestos de trabajo directos e indirectos. Las cifras fueron el punto de partida para un debate más amplio: cómo mantener la competitividad del sector en un contexto de mayores exigencias ambientales, nuevas reglas tributarias y un mercado global que evoluciona con rapidez.

La primera jornada estuvo marcada por el reconocimiento al trabajo de las empresas que, desde las regiones, han apostado por una minería más innovadora y sostenible. En la entrega de los galardones “Hechos al Carbón”, Fenalcarbón destacó iniciativas en materia de desarrollo social, buenas prácticas ambientales y gobernanza territorial. Pero más allá de los premios, el mensaje fue claro: el carbón sigue siendo parte de la conversación sobre el futuro energético de Colombia, y las decisiones que se tomen deben tener en cuenta a las comunidades y economías que dependen de él.

En los paneles del segundo día, el tono se volvió más analítico. Las discusiones giraron en torno a la estabilidad jurídica, la infraestructura y las condiciones tributarias que podrían definir el rumbo del sector en los próximos años. Los gremios alertaron sobre la presión fiscal y la caída de exportaciones, factores que podrían comprometer la competitividad de las empresas, especialmente de la mediana y pequeña minería. También se hizo un llamado al trabajo conjunto entre Estado y empresas para garantizar reglas claras, inversión y fortalecimiento institucional en las regiones productoras.

A lo largo de los dos días, Barranquilla se convirtió en un foro de reflexión sobre el papel del carbón en la economía nacional y su vínculo con el desarrollo regional. No se trató de mirar atrás, sino de entender qué lugar ocupará el sector en una Colombia que busca equilibrar crecimiento económico, seguridad energética y sostenibilidad. En un contexto global que cambia a toda velocidad, la Cumbre dejó claro que el carbón colombiano sigue teniendo voz, conocimiento y compromiso para adaptarse a los nuevos desafíos.

Más que un evento gremial, la Cumbre Colombiana del Carbón 2025 fue una declaración de presencia: la del sector que sigue aportando al país, que pide ser parte de las decisiones estratégicas y que apuesta por la innovación como ruta para seguir siendo relevante. Barranquilla no solo fue sede de una cumbre, sino testigo de un mensaje que resonó entre empresarios, autoridades y regiones: el futuro del carbón se escribe con diálogo, con hechos y con visión compartida.