En México se ha tenido intención de legislar con el fin de aclarar las obligaciones del Estado mexicano en materia de consulta a comunidades indígenas cuando existen posibles desarrollos mineros en sus territorios.Las empresas mineras tenemos la responsabilidad y prioridad de consultar a las comunidades aledañas sobre nuestras operaciones o próximas inversiones. Para que una mina sea exitosa se necesita el apoyo de diversas partes interesadas y por ende involucradas.
Los gobiernos federales, estatales y municipales regulan nuestra actividad y otorgan los permisos y licencias necesarias en cuanto a seguridad, medio ambientales y operaciones.
Es vital también el apoyo y entendimiento de las comunidades anfitrionas de la actividad minera para asegurar la llamada “licencia social”. Garantizamos este apoyo trabajando en el estricto cumplimiento con las normas ambientales y laborales, y creando fuentes de empleo y desarrollo local basado en las oportunidades de crear una mina en el entorno.
En mi país, Canadá, la industria minera es la fuente de empleo más importante del sector privado para las primeras naciones (el termino canadiense para pueblos originarios). Esto es el caso porque las minas tienden a estar en zonas alejadas de los grandes centros urbanos, lo que también sucede en México.
Según la Asociación Minera de Canadá, existen más de 300 acuerdos entre empresas mineras y comunidades indígenas, con compromisos relacionados con la educación, el empleo, la formación técnica, el desarrollo empresarial y pagos directos a comunidades.
Desde hace miles de años la minería contribuye al desarrollo del ser humano aportando los metales necesarios para asegurar nuestra calidad de vida. La minería moderna y responsable aporta no solamente minerales, sino desarrollo, y lo hace con un fuerte cuidado del medio ambiente. Las empresas mineras responsables trabajan éticamente, de manera transparente, en el respeto de los derechos humanos de nuestros empleados y de las personas de nuestro entorno.
Se tiende a hablar mucho de potenciales efectos negativos de la explotación minera, como por ejemplo el efecto ambiental. Sin embargo, este impacto se puede administrar gracias a los esfuerzos de la industria de tener cada vez menos impacto, utilizando menos agua y reduciendo la huella de carbono con el uso de energías renovables y eficiencias.
La regulación de la consulta con comunidades indígenas representa una gran oportunidad para la sociedad mexicana para dar un nuevo impulso a la cooperación entre empresas mineras y las comunidades beneficiadas y afectadas por su trabajo. Las empresas mineras canadienses pueden aportar mucho conocimiento y voluntad a este proceso.
Fuente: forbes.com.mx
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