Infraestructura vial y manejo económico

El ambicioso programa de infraestructura vial de cuarta generación (4G), iniciado en la administración de Juan Manuel Santos, busca enfrentar los retos de la deficiente infraestructura de transporte que históricamente ha frenado el desarrollo nacional.

Al respecto, cabe resaltar que el programa original incluía 40 proyectos con 7.000 kilómetros de carreteras con una inversión prevista de 47 billones de pesos, y de estos han sido adjudicados 31; ocho han estado plenamente financiados, principalmente, con fuentes bancarias, y tres con bonos. No obstante el éxito que se viene logrando, se encuentra que el financiamiento, los problemas ambientales y sociales y, particularmente, los problemas reputacionales de unos pocos proyectos han sido uno de los principales cuellos de botella para el desarrollo más acelerado de las concesiones adjudicadas.

Como ha sido documentado en la literatura, la inversión en infraestructura vial tiene un impacto positivo en el crecimiento de la economía. De ahí que resulte de gran importancia que el gobierno de Iván Duque continúe dando prioridad a la infraestructura vial, sobretodo, a fortalecer instituciones claves como la ANI y la FDN.

Según lo destacado en el reciente Congreso Nacional de la Infraestructura, es urgente emprender correctivos de política no solo en materia institucional, sino también en las áreas financiera, técnica, legal, ambiental y social para que la inversión en infraestructura vial tenga un verdadero impacto positivo en el crecimiento económico de largo plazo. Pero, además, y quizás lo más importante, es tener en cuenta que solo con una política macroeconómica acertada y creíble se puede asegurar un ambiente favorable a la infraestructura.

Una buena política fiscal permite obtener los recursos presupuestales para apoyar la infraestructura; una acertada política monetaria facilita el control de la inflación y asegurar tasas de interés bajas y estables para emprender las obras de construcción; una adecuada regulación financiera permite la consolidación de un sector bancario con capacidad de financiar los proyectos, y una política macro creíble posibilita cimentar la confianza internacional sobre Colombia y facilitar el acceso a los recursos externos.

En fin, el mensaje que se quiere trasmitir con estas reflexiones es que la interrelación entre la infraestructura y el crecimiento económico es de doble vía. La primera es la importancia que tiene la infraestructura de transporte como vehículo para estimular el crecimiento económico del país en el mediano plazo, y para ello la trascendencia que tiene para el país que la administración Duque continúe dando prioridad al programa de inversión vial 4G y a las Asociaciones Público-Privadas, así como que introduzca los correctivos que se requieren para poner en marcha el conjunto proyectos que han sido adjudicados.

La segunda vía es la importancia que tiene para la economía y, particularmente, para el sector de la construcción que el gobierno Duque esté en capacidad de desarrollar una política macroeconómica acertada y creíble en el área fiscal, la cual debe comenzar por la aprobación de una ley de financiamiento con elementos estructurales que resuelva las necesidades presupuestales de nación en años futuros, que dé confianza y certeza a las calificadoras de riesgo y a los mercados internacionales de que efectivamente se está emprendiendo un ajuste fiscal coherente y de envergadura, y que garantiza el pleno cumplimiento a la regla fiscal para los años venideros.

Fuente: portafolio.co