En un mundo que busca alternativas de generación de energía más limpias y sostenibles, los biocombustibles emergen como una solución inmediata para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y mitigar el cambio climático, ya que se derivan de fuentes renovables como cultivos agrícolas, algas o residuos orgánicos. A diferencia de los combustibles fósiles, que se agotan, los biocombustibles están siempre listos para su producción.
Cuando los biocombustibles se queman dentro de los motores, liberan dióxido de carbono (CO₂), pero aquí está el giro: ese CO₂ fue previamente absorbido por las plantas utilizadas para la producción de las materias que se usan para obtener los bios. Es un ciclo en el que no se está liberando carbono adicional, simplemente se recicla.
En España, los biocombustibles ya hacen parte de su flota marítima. Durante el 2023, la empresa CEPSA suministró biocombustible de segunda generación (2G) a un ferry de la Naviera Armas Trasmediterránea, transportando a 84 pasajeros. Estos barcos cruzaron el estrecho de Gibraltar con un 15% de diésel renovable en sus tanques. Los biocombustibles 2G se fabrican a partir de residuos orgánicos, como aceites usados de cocina, desechos agrícolas o ganaderos, y biomasa forestal. Estos materiales, que antes se descartaban, ahora se transforman en una fuente sostenible de energía, y pueden llegar a reducir hasta un 90% las emisiones de carbono en comparación con los combustibles tradicionales.
Por otro lado, en Estados Unidos, la empresa de consumo masivo PepsiCo, se encuentra en la implementación de un plan piloto para la diversificación energética en su flota de 80.000 activos. Su enfoque: los biocombustibles. PepsiCo está utilizando diésel renovable para algunas de sus operaciones en California y biodiésel en otras partes del país. La empresa también se ha asociado con Optimus Technologies para un proyecto piloto B100. Su compromiso con la sostenibilidad fue resaltado con el premio Clean Fuels Alliance America Inspiration Award en la Clean Fuels Conference 2024, ya que, la iniciativa aborda los desafíos ambientales de frente, y abre un camino para que las flotas puedan reducir sus emisiones de carbono, así como otras empresas empiecen a adoptar estas medidas.
En cuanto a la aviación, en noviembre de 2023, la compañía estadounidense de construcción de aviones, Gulfstream Aerospace Corporation, realizó el primer vuelo transatlántico del mundo utilizando biocombustible de aviación (SAF) 100% sostenible, lo que reafirma su potencial para el uso futuro de combustibles renovables en este sector, con menos carbono, azufre y otros contaminantes. Este combustible, podría reducir hasta un 75% de todo el ciclo de vida de las emisiones de CO₂, en comparación con el combustible fósil para aviones.
Colombia puede adoptar estas medidas en el sector transporte marítimo y aéreo, teniendo en cuenta que los biocombustibles (biodiésel y bioetanol) lograron reducir 3.2 millones de toneladas de emisiones de CO2 en el 2023, y que, a su vez, el territorio se consolida como un actor clave en la producción mundial de energías limpias, destacándose por su liderazgo en la elaboración de esta energía líquida renovable.
El desarrollo de biocombustibles no solo representa una oportunidad para diversificar la matriz energética colombiana, sino que se presentan como un regalo para el país al ser una solución sostenible y prometedora para la descarbonización del transporte, a la vez que se construye un futuro más limpio y resiliente.
“Con políticas adecuadas y una visión compartida entre gobierno e industria, podemos aprovechar al máximo esta fuente de energía líquida renovable y contribuir al bienestar de nuestra sociedad y nuestro entorno”. Mencionó Carolina Rojas, presidente de Fedebiocombustibles.
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