En la industria de carbón, el elemento más importante con el que los compradores califican a los vendedores es: la confianza. Se mide en el cumplimiento de los compromisos comerciales (tiempo, calidad y transparencia del proceso). Si al comprador del mineral se le incumple, la confianza se pierde y los efectos directos son contundentes: se cambia o se sanciona el proveedor.
En las tres décadas de operación, Cerrejón ha registrados dos huelgas. La última tuvo una duración de 32 días, desde el 7 de febrero hasta el 11 de marzo de 2013 y debido a su duración, la empresa perdió la confianza con muchos clientes internacionales. Confianza, que le costó recuperar durante los años posteriores para poder sostenerse con precios a la baja, problemas de lluvias y sequías extremas.
Hoy, por cuenta de la nueva Convención Colectiva de trabajo adelantada con su sindicato Sintracerrejón, Cerrejón puede perder esa confianza nuevamente, lo cual acarrea impactos para sus trabajadores, los inversionistas, La Guajira y Colombia.
Pero ¿qué impacto tendría una eventual huelga de Cerrejón en La Guajira?
Antes de mirarlo en detalle, nuestro equipo de periodistas conversó con algunos pobladores de Albania, el pueblo más cercano a La Mina, para que nos relataran lo ocurrido en 2013. Esto nos dijeron:
Una huelga tiene dos impactos significativos -entre muchos otros- el impacto económico y el emocional de los trabajadores, proveedores y en general, de quienes dependen laboralmente de la compañía para llevar un sustento diario a sus hogares:
Impacto económico
En caso de darse una nueva huelga en el país, La Guajira y Colombia podrían perder una suma estimada de $9.676 millones de pesos diarios, los cuales actualmente se distribuyen de la siguiente manera:
$3.398 millones de pesos dejaría de recibir la Nación en impuestos
$1.934 millones de pesos dejaría de recibir la Nación y La Guajira en regalías
$1.999 millones de pesos en salarios y beneficios para los trabajadores de la empresa
$1.304 millones de pesos dejarían de pagar a sus empleados las empresas contratistas
$320 millones de pesos dejarían de recibir los empleados de Cerrejón en aportes de salud
$398 millones por concepto de ICA, IVA y Renta que la empresa, sus contratistas y proveedores dejarían de aportarle al país.
$57 millones de pesos en parafiscales, lo cual lo sentirían las Cajas de compensación de la empresa
$127 millones de pesos en impuestos para La Guajira, entre lo que se destaca La Estampilla Pro – Desarrollo. ICA. contribución de energía, impuesto por alumbrado público, predial, contraprestación portuaria.
$35 millones de pesos en gravámenes de los movimientos financieros que la empresa paga a las entidades bancarias
$29 millones de pesos que la empresa paga a la región como impuesto para el uso de explosivos controlados en su operación para producir el carbón
$44 millones de pesos en IVA capital que recibe el país
$32 millones de pesos en sobrepasa al combustible
+ el dinero que dinamiza la economía de la región con los comerciantes locales que en la pasada huelga del 2013 también perdieron.
Y lo anterior, sin contar el grado de confianza que podría perder nuevamente la empresa y el país con diferentes compradores internacionales que se abastecen con el carbón colombiano.
Impacto emocional
Como lo manifestaron en el video, una eventual huelga traería consecuencias emocionales en los habitantes de toda La Guajira. Y como sucedió en el 2013, muchas personas se contagiarían de un sentimiento de impotencia y desesperanza marcada por la incertidumbre del futuro. El comercio se estancaría lentamente y en el largo plazo se podrían encontrar fricciones entre los trabajadores – sindicalizados VS no sindicalizados- y sus familias, pues los segundos culparían a los primeros de la situación del departamento. Y peor aún, el estigma -muchas veces exacerbado por los medios de comunicación nacionales- de ser un departamento pobre, donde todos los niños se están muriendo, lleno de focos de corrupción, entre otros imaginarios que clasifican al departamento de forma negativa
«Se agudizaría la situación que estamos viviendo, donde el único sustento es Cerrejón. La Guajira es un estado olvidado. De nosotros no hablan en los medios sino para estigmatizarnos, elevar el raiting con noticias amarillistas y ya, nunca una ayuda, nunca un apoyo. Una huelga no solo nos afectaría a todos como comerciantes, también dañaría mas la imagen del departamento, nos pondría de nuevo en los medios y afectaría los esfuerzos por fortalecer el turismo de la región» comenta José Domingo Sánchez, comerciante de la zona.
El diálogo como solución
Más allá de las posturas de ambos actores donde argumentan diferencias entre el precio actual del carbón, la producción proyectada y la real, los problemas planteados en la COP 23, la dependencia del mundo por los combustibles fósiles, el anuncio de dejar el mercado del carbón por parte de uno de los tres inversionistas de la compañía, entre otras posturas, el mejor camino para solucionar es un gran acuerdo basado en el diálogo con la conciencia de que como está el mundo hoy una posible huelga podría poner punto final a una de las minas de carbón a cielo abierto más emblemáticas del mundo.
Hasta el momento y luego de 56 días de conversaciones entre ambas mesas, aún no hay un arreglo. Sin embargo, según dos comunicados publicados por Cerrejón y Sintracarbón en sus páginas web, los difieren pocos temas económicos. Y mientras ellos continúan negociando y pensando en sus intereses, los habitantes de la Guajira que no trabajan en Cerrejón pero cuyo sustento depende de la empresa, se dividen entra la esperanza y el temor de repetir 32 días que para muchos fueron un verdadero infierno.
Hablemos de minería
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