Colombia: ¿a importar petróleo?

Autorizados expertos nos hablan a diario sobre los cerca de seis años máximo que podrían durar las reservas petroleras que poseía Colombia a finales de 2017, frente a los 40 años de que dispone Ecuador y los 4 siglos de Venezuela.

De acuerdo con el diario Portafolio, en los últimos cuatro años de gobierno del presidente Santos no se entregó ni un solo bloque petrolero. Hasta junio del año en marcha tan solo se habían perforado 20 pozos de los exiguos 65 objetivo para todo el año. Y en exploraciones sísmicas apenas exiguos 1.000 kilómetros, cuando en el pasado alcanzamos hasta 30.000 kms/año.

Espero no exagerar. Con una exportación de petróleo en las vecindades de los 500.000 barriles/día, a un precio de 70US$/barril, Colombia dejaría de exportar cerca de 12.600 millones de dólares por año. Y para remplazar un consumo doméstico de 350.000 barriles/día, tendríamos que importar cerca de 8.800 millones de dólares por año. El problema se torna mayúsculo, porque la suma de lo que no se exporte más lo que se importe para el consumo doméstico, se aproximará a los 21.400 millones de dólares/año, no menos de $Col64 billones/año. ¿La mayor crisis financiera, acaso, de Colombia en años recientes?

Uno de los problemas más complicados que enfrentan los productores de petróleo radica en el manejo de las relaciones con las comunidades locales. La constitución “tropical” de Colombia les permite a las comunidades organizar referendos y bloquear proyectos tales como la extracción de petróleo, la explotación minera y la construcción de vías

El año pasado, el proyecto de oro en la mina La Colosa de AngloGold Ashanti fue suspendido tras el voto de rechazo de unos residentes para impedir las actividades mineras en el área. Colombia necesita aclarar las normas sobre dichas votaciones para darles a los inversores idóneos la confianza para realizar sus proyectos.

El mayor desafío para la petrolera estatal Ecopetrol S.A. estriba en aumentar la exploración, tanto costa afuera como la no convencional en tierra firme, o sea, para extraer petróleo de esquistos. Después del acuerdo de paz de 2016 con las Farc, las áreas no exploradas en antiguos bastiones de la guerrilla en la provincia de Putumayo, la cuenca del Orinoco y en otros lugares, pueden triplicar o cuadruplicar nuestras reservas, mientras el mundo pasa de los combustibles fósiles a la energía eléctrica para los transportes. Cierta izquierda nuestra ha convertido la minería de los esquistos en una falsa catástrofe contra el medio ambiente.

Coincido con el presidente de la Asociación Colombiana de Petróleos, señor Francisco José Lloreda, quien ha sostenido que algunas inquietudes válidas sobre el petróleo de esquistos tienen hoy respuestas técnicas satisfactorias. No es cierto que esta minería implica cambiar agua por petróleo, el agua se puede reutilizar. Ni que los químicos que se emplean tornen el agua impotable, todos ellos son hoy productos que pueden estar en la despensa de una familia.

En gracia de la discusión, asumamos que tras facilitar todos los medios razonables no fuera posible aumentar nuestras reservas de petróleo, desde ahora mismo deberíamos empezar a incrementar el consumo de los biocombustibles, como el 27% de etanol extraído de la caña de azúcar, mezclado con la gasolina hoy en Brasil, esperan llegar pronto a mezclar el 40% de etanol. La calidad del aire se mejora en forma notable.

Fuente: elcolombiano.com